De cómo pude reducir medidas en poco tiempo y sin esfuerzo

Hasta hace poco tiempo, al levantarme por las mañanas, empezaba mi rutina de nunca acabar: alistar a los chicos para el cole, servir el desayuno, sacar al gato al patio, ir a la ducha, alistarme. Y…la frase infaltable de cada día “¿Ahora qué me pongo?”, ya que nada me quedaba bien. Mis rollitos me sacaban de quicio y me hacían la vida imposible. Y por supuesto, envidiaba a mi vecina; a ella todo le quedaba regio.
Tengo 41 años. Trabajo como secretaria. Soy casada. Tengo dos hijos, un gato y a mi querido esposo, pero lo que no tengo es mucho tiempo para dedicarme a otras actividades. Llevo una vida sedentaria debido a mi trabajo. A pesar de que salgo a correr de vez en cuando, no he podido mantener mi figura esbelta como quisiera.
Después de cumplir mis dulces 40, me di con la sorpresa de que existen algunos rollitos en mi cintura que ya no los puedo hacer desaparecer ni con dieta, ni ejercicio. Alguna vez leí en una revista que a esta edad las mujeres empezamos a acumular grasa. Ni modo. Así es que empecé a averiguar que otras alternativas tenía además de las insufribles dietas y los penosos ejercicios, ¡algo debía haber! y yo lo iba a descubrir. Por supuesto que acudí a mi vecina, ella tiene la misma edad que yo además de tres hijos, un esposo, un gato y un perro, y encima ¡todo le queda bien!.
Ella me comentó que en De Páris, fue donde le ayudaron a reducir medidas y mantenerse regia. Además me dijo que tenían tratamientos personalizados, asesoría nutricional y que me podían ayudar a reducir medidas de manera mucho más rápida, efectiva y súper sencilla.
No lo pensé 2 veces, acudí a De Páris. Me evaluaron y comencé mi tratamiento. Desde la primera sesión, vi los resultados ya que reduje 4 cm. en sólo una hora. Con la ayuda de la nutricionista, algunos ejercicios que agregué a mi rutina diaria y constancia en los tratamientos, pude alcanzar mi peso ideal.
Mi rutina de las mañanas no ha cambiado mucho, mi frase tampoco, ya que ahora todo me queda tan bien que aún me pregunto “y ahora ¿qué me pongo?”
Doris Obando